La Importancia del detalle sensorial en la literatura (o cómo hacer películas en la mente).

 

 El detalle sensorial es la materia prima que le da color al mundo y a un texto literario.  Es lo que se ve, lo que se toca, lo que se escucha, lo que se huele y lo que gustamos. Es la luz que se refleja a alguna hora del día,  lo que olemos después de un día de lluvia o como suena la risa de un niño. 

 Los lugares y personajes cobran vida a la luz de los cinco sentidos y la misión del escritor es capturar todo aquello que distingue y hace únicos aquellos espacios o personajes que desea describir.  Cada uno tiene su particular forma de apreciar  lo que nos rodea y eso se debe reflejar en la buena escritura.   

 Para aprender a usar la imagen sensorial es necesario prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor y ser consciente de cómo lo percibo en ese momento. El escritor se convierte así en una autoridad que decide cómo es el mundo que va a describir.  

  Un buen ejercicio es recordar un lugar o una persona del pasado  y traerlo al presente a través de los detalles sensoriales. Se trata finalmente de “hacer películas en la mente”

    Un buen ejemplo de imágenes sensoriales es lo que escribió  Michael Azerrad sobre Kurt Cobain, líder de la banda Nirvana.

  Kurt Cobain y su nueva  esposa Courtney Love viven en un departamento en Los Angeles, en el modesto distrito de Fairfax. En la sala de estar no hay más que sofás desvencijados, un amplificador Fender Twin  Reberb, una guitarra sin cuerdas, una estatuilla de piedra azul de Buda y en una repisa una colección de muñecas plásticas desnudas. 

 Una gran cantidad de CD y casetes rodean el equipo estéreo. Entre ellos Calamity Jane, Cosmic Psychos y Billy Childish. Del hall principales salen los acordes de Norwegian Woods que se  escuchan en el dormitorio donde tintinea una luz débil. Cobain yace de espalda en la cama con un pijama a rayas que no hace juego con las sábanas rojas. Lo acompaña una pareja de osos de peluche. Por la ventana se cuela una fragancia que habla de Los Ángeles en primavera.

 Cobain lleva un tiempo con una dolencia en el estómago, una úlcera agravada por el stress. No ha comida nada por dos semanas, se ve flaco y débil; es difícil creer que este es el mismo hombre que aporrea la guitarra con tanta violencia… hasta que uno nota sus desorbitados ojos azules y los mechones con reflejos púrpuras en su cabeza.